El 5 de marzo de 2020, ganó el caso ante el Comité de derechos económicos, sociales y culturales de la ONU.

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Rosario Gómez-Limón Pardo vs. Dictamen del Comité de derechos económicos, sociales y culturales de 5 de marzo de 2020 Comunicación Nº 52/2018.

En 2018 se prestó asistencia al autor en la preparación de la denuncia. Posteriormente, la denuncia fue comunicada a España.

La autora afirmó que su desalojo constituiría una violación del artículo 11 del pacto, ya que no tenía otra vivienda adecuada. La autora indicó que las opciones de alojamiento propuestas no eran adecuadas para ella: un albergue, ya que solo puede permanecer en él por la noche, y un hogar de ancianos tampoco es adecuado porque en él la entrada y la salida cesan después de las 20.00 horas. La autora también señaló que, debido a su edad y estado de salud, estas opciones son aún menos adecuadas para ella, ya que le diagnosticaron cáncer el 9 de octubre de 2012 y el 2 de octubre de 2015. fue reconocida con una discapacidad del 41%. En el momento de registrar el mensaje, estaba esperando una cirugía oncológica, que estaba programada para octubre de 2018. Además, la autora explicó que no podía vivir en una casa de propiedad común con su marido, que vivía en ella, y que temía que se volviera a abusar de ella.

Posición jurídica del Comité: el derecho humano a una vivienda adecuada es un derecho fundamental que sirve de base para el disfrute de todos los derechos económicos, sociales y culturales y está vinculado en todos sus aspectos a otros derechos humanos, incluidas las disposiciones del pacto internacional de derechos civiles y políticos. El derecho a la vivienda debe garantizarse a todos, independientemente de los ingresos o del acceso a los recursos económicos, y los Estados partes deben adoptar todas las medidas necesarias para lograr la plena realización de este derecho hasta el máximo de los recursos de que dispongan (párrafo 8.1 del Dictamen).

Los desalojos forzosos son prima facie incompatibles con [el pacto internacional de derechos económicos, sociales y culturales] y sólo pueden justificarse en las circunstancias más excepcionales. En caso de que el desalojo pueda afectar al derecho del desalojado a la vivienda, las autoridades competentes deben velar por que se lleve a cabo de conformidad con una legislación compatible con el pacto y de conformidad con el principio de proporcionalidad del objetivo legítimo del desalojo y sus consecuencias para los desalojados (párrafo 8.2 del Dictamen) (véase Ben Jazia y Bellili C. España, párr.).

El Comité observa que el derecho a la propiedad privada no es uno de los derechos enunciados en el pacto, pero reconoce el interés legítimo del estado parte en garantizar la protección de todos los derechos reconocidos en su legislación, siempre que ello no sea contrario a los Derechos enunciados en el pacto (párrafo 9.2 del Dictamen).

Cuando un desalojo pueda privar al desahuciado del acceso a una vivienda adecuada y exponerlo al riesgo de empobrecimiento u otra violación de sus derechos protegidos por el pacto, se impone la obligación de examinar la proporcionalidad de la medida. Ello se desprende de la interpretación de las obligaciones del estado parte en virtud del párrafo 1 del artículo 2 del pacto, leído conjuntamente con el artículo 11 y de conformidad con lo dispuesto en el artículo 4... El Comité observa que el artículo 4 del pacto establece las condiciones que permiten limitar el disfrute de los derechos reconocidos en el pacto. Primero, la restricción debe estar determinada por la ley. En segundo lugar, la restricción debe promover el bienestar general en una sociedad Democrática. En tercer lugar, la restricción debe ser proporcional al objetivo legítimo mencionado. En Cuarto lugar, la restricción debe ser necesaria en el sentido de que, si hay varias medidas que razonablemente puedan llevar al logro del objetivo de la restricción, debe elegirse la medida que menos limite el derecho. Por último, los efectos positivos de una restricción que promueva el bienestar general deben ser mayores que sus efectos sobre el ejercicio del derecho restringido. Cuanto más graves sean los efectos sobre los derechos del autor protegidos por el pacto, más se debe prestar atención a la justificación de esa restricción. Este examen de la proporcionalidad de la medida debe ser realizado por una autoridad judicial u otro órgano imparcial e independiente facultado para ordenar el cese de la violación y proporcionar un recurso efectivo. Este órgano debe determinar si el desalojo es compatible con el Pacto, incluidos los elementos del criterio de proporcionalidad que figuran en el artículo 4 del pacto (párrafo 9.4 del Dictamen).

[N]el marco reglamentario [que regula el desalojo de personas de sus hogares con arreglo a una legislación compatible con el pacto] debe disponer que las autoridades judiciales u otros órganos imparciales e independientes facultados para ordenar que se ponga fin a la violación y se proporcionen recursos efectivos determinen la proporcionalidad de las solicitudes de desalojo en tales circunstancias. El análisis de la proporcionalidad del desalojo consiste en examinar no sólo las consecuencias de la medida para los desalojados, sino también, entre otras cosas, los intereses afectados de la parte o de la persona que tiene derecho a solicitar el desalojo. La existencia de otra vivienda adecuada, las circunstancias personales de los ocupantes y de sus familiares a cargo y su colaboración con las autoridades para encontrar soluciones adecuadas a su situación son también factores fundamentales para llevar a cabo ese estudio. Es necesario distinguir entre los bienes inmuebles de las personas que los necesitan para vivir o para ganarse la vida y los bienes de entidades financieras o de cualquier otra índole (véase López Albán C. España, párr.). Por consiguiente, un estado parte que [determine] que una persona cuyo Alquiler se haya rescindido debe ser desalojada inmediatamente, independientemente de las circunstancias en que se ejecute la orden de desalojo, viola el derecho a una vivienda adecuada (párrafo 9.5 del Dictamen).

El Comité subraya que la decisión de que un desalojo no es una medida razonable en este momento no significa necesariamente que no se pueda dictar una orden de desalojo. Sin embargo, el principio de proporcionalidad puede exigir que se suspenda o se suspenda la ejecución de la orden de desalojo para que los desalojados no se encuentren en una situación de pobreza o de violación de otros derechos consagrados en el pacto. Una orden de desalojo también puede establecer otros requisitos, como exigir a las autoridades administrativas que tomen medidas para ayudar a los inquilinos a reducir los efectos del desalojo. Por lo tanto, la necesidad de examinar la proporcionalidad del desalojo puede llevar a considerar la conveniencia de aplazar el desalojo hasta que las autoridades competentes examinen con los desalojados las distintas opciones disponibles (párrafo 9.6 del Dictamen).

El Comité recuerda que, de conformidad con su jurisprudencia (véase: S. S. R. C. España (E/C. 12/66/D/51/2018), párrs. 7.6 y 7.7.) la adopción de medidas provisionales de conformidad con el artículo 5 del protocolo Facultativo es esencial para el desempeño de las funciones encomendadas al Comité en virtud del Protocolo (Comité contra la tortura, Subakaran R. Tirugnanasampantar C. Australia (CAT/C/61/D/614/2014), párr.), ya que el propósito de las medidas provisionales es, entre otras cosas, proteger la fiabilidad del proceso de protección de los derechos del pacto que se le ha confiado en caso de riesgo de daño irreparable (Véase: mutatis mutandis Tribunal europeo de derechos humanos (Gran sala), mamatkulov y Askarov C. Turquía (declaraciones Nos. 46827/99 y 46951/99), decisión de 4 de febrero de 2005, párr. 128 ("los Estados partes se han comprometido a abstenerse de todo acto u omisión, capaz de impedir el ejercicio efectivo del derecho del denunciante a una denuncia individual. El incumplimiento por el estado parte de las medidas de protección se considera un obstáculo para el examen efectivo por el Tribunal de la queja del autor y para el ejercicio efectivo de los derechos de la persona y, por consiguiente, una violación del artículo 34 de la convención"); y el Comité contra la tortura, Subakaran R. Tirugnanasampantar C. Australia, párr.). Todo estado parte que no adopte esas medidas provisionales incumple la obligación de respetar de buena fe el procedimiento de comunicaciones individuales establecido en el protocolo Facultativo [del Pacto] (Comité de derechos humanos, Observación general Nº 33 (2008) sobre las obligaciones de los Estados partes en virtud del protocolo Facultativo del pacto internacional de derechos civiles y políticos, párr.19).). Esto también limita la capacidad del Comité para proporcionar recursos efectivos a las personas que alegan ser víctimas de una violación del pacto (párrafo 10.2 del Dictamen).

Evaluación de los hechos por el Comité: se determinó que la autora había vivido toda su vida en la casa alquilada por sus padres en 1963 y que había seguido viviendo en ella y pagando el Alquiler después de la muerte de sus padres. En 1982, la autora adquirió una casa con su cónyuge, del que viven separados, y que actualmente ocupa la casa, que es de uso exclusivo, aunque, en virtud del acuerdo de separación, ambos cónyuges conservan la propiedad conjunta de la casa. La autora fue víctima de violencia de género e informó de ello a su clínica y a las autoridades de bienestar social. Además, tenía una discapacidad reconocida del 41%. El 30 de abril de 2013, el propietario presentó una demanda contra la autora para desalojarla. El 20 de febrero de 2014, el juzgado de primera instancia N.º 86 de Madrid decretó el sobreseimiento de la vivienda. Esta decisión fue confirmada en segunda instancia por la audiencia provincial de Madrid y recurrida ante el Tribunal Supremo el 20 de septiembre de 2017. el 12 de marzo de 2018, el juzgado De primera instancia Nº 86 de Madrid ordenó al autor que liberara la casa el 16 de mayo de 2018. La primera vez se suspendió el desalojo por un error administrativo y la segunda por el apoyo de varios ciudadanos que protestaban frente a la casa del autor. La autora solicitó que se suspendiera el desalojo después de recibir la notificación de cada orden de desalojo, alegando que no tenía otra vivienda. El 14 de mayo de 2018, la autora presentó una solicitud de vivienda social (párrafo 7.2 del dictamen).

La autora fue desalojada tras la rescisión del contrato de arrendamiento por el Tribunal de primera instancia Nº 86, por decisión confirmada en segunda instancia y en casación. La autora no alegó que no hubiera gozado de las garantías procesales y la información facilitada al Comité no indicaba que el proceso hubiera sido arbitrario (párrafo 9.1 del Dictamen).

La autora no desocupó la casa y siguió viviendo en ella, por lo que el juzgado de primera instancia Nº 86 de Madrid ordenó su desalojo. El Comité tomó nota de la afirmación del estado parte de que era necesario tener en cuenta la reclamación del propietario de la propiedad, una persona física.... Las autoridades judiciales decidieron rescindir el contrato de arrendamiento tras un proceso en el que la autora no alegó que no se habían respetado sus derechos procesales. El Comité consideró que había una razón legítima que justificaba el desalojo del autor (párrafo 9.2 del Dictamen).

El Comité observó que el Tribunal había rechazado las solicitudes de la autora de que se suspendiera el desalojo, en las que había denunciado su situación de especial vulnerabilidad económica y su falta de otra vivienda. Al rechazar la solicitud de suspensión del desahucio, el juzgado De primera instancia Nº 86 de Madrid no ha considerado la proporcionalidad entre el fin legítimo del desahucio y sus efectos sobre la persona desahuciada. Además, la legislación del estado parte no proporcionó al autor ningún otro mecanismo para apelar contra la orden de desalojo, que debería haberse ejecutado casi inmediatamente, a fin de que otra autoridad pudiera evaluar la proporcionalidad del desalojo o las condiciones en que debía haberse producido (párrafo 9.3 del Dictamen).

El Comité hizo hincapié en que las autoridades del estado parte habían invitado a la autora a que solicitara una Plaza en una casa para personas con medios de subsistencia, en un Apartamento compartido para personas de edad o en una vivienda común, y que había rechazado esas opciones porque no eran adecuadas para ella en su situación (párr.9.6 del Dictamen).

El Comité llegó a la conclusión de que, en las circunstancias del caso y a la luz de toda la documentación que se le había facilitado, se había privado a la autora de la posibilidad de que la proporcionalidad de su desalojo fuera examinada por un órgano judicial u otro órgano imparcial e independiente, facultado para ordenar el cese de la violación y proporcionar un recurso efectivo. El Comité consideró que ese examen no se había llevado a cabo y que ello constituía una violación por el estado parte del derecho del autor a la vivienda establecido en el artículo 11 del pacto, leído conjuntamente con el párrafo 1 del artículo 2 (párrafo 9.7 del Dictamen).

El Comité observa que " a raíz de los hechos expuestos en la presente comunicación, el estado parte ha promulgado una nueva legislación por la que el Tribunal está obligado a informar a las autoridades de seguridad social sobre el desalojo de personas en situación de vulnerabilidad, y si las autoridades de seguridad social determinan la vulnerabilidad de las personas objeto de una orden de desalojo, el Tribunal está facultado para suspender el desalojo para que las autoridades de seguridad social puedan prestar asistencia, por un período de hasta un mes o tres meses, si la acción es interpuesta por una persona jurídica. artículo 441 de la Ley Nº 1/2000 de procedimiento civil, modificada por el real decreto-ley Nº 7/2019 de medidas urgentes en materia de vivienda y Alquiler]. Esa legislación podría impedir la violación del derecho a la vivienda, tal como se establece en el presente dictamen, y podría ser útil para restablecer la situación del demandante" (párrafo 9.8 del Dictamen).

El Comité señaló que la autora había sido desalojada el 17 de octubre de 2018, a pesar de la solicitud del Comité de medidas cautelares [provisionales] y sin que se le proporcionara otra vivienda adecuada, tras haber mantenido conversaciones con ella. A falta de una explicación por parte del estado parte de los motivos por los que no podían adoptarse medidas provisionales, el Comité concluyó que, en las circunstancias del presente caso, el estado parte había violado el artículo 5 del protocolo Facultativo (párrafo 10.3 del Dictamen).

Conclusiones del Comité: el estado parte ha violado el derecho del autor a un recurso efectivo en virtud del artículo 11, párrafo 1, del pacto, leído conjuntamente con el artículo 2, párrafo 1, y con arreglo a lo dispuesto en el artículo 4. El Comité también consideró que el estado parte había violado el artículo 5 del protocolo Facultativo (párrafo 12 del Dictamen).

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